LA HISTORIA

Hoy os voy a contar la historia de una persona que deseaba viajar y conocer Paris y mezclarse en su ambiente durante unos meses, para poderlo financiar debería trabajar. Quería también conocer los ambientes y relacionarse con las personas.

Era necesario aprender francés para cumplir su sueño, lo tenía claro, le haría falta por lo menos un año para ello y debía empezar cuanto antes.

Movido por el entusiasmo del viaje se hizo un plan de trabajo, busco libros de gramática discos de audio y planificó un estudio de dos horas diarias.

Genial!!!

El lunes estudió sus dos horas de francés con gran satisfacción, el martes y el miércoles también,; sin embargo al llegar el jueves empezó a notar una gran resistencia interior y una tremenda pereza. El tan interesante y necesario francés lo empezamos a ver como algo pesado, había que hacer ejercicios de gramática, memorizar palabras, practicar la pronunciación,.. Además debía sacrificar ver la serie diaria, que aunque no le parecía nada del otro mundo era cómoda y fácil de ver pues no debía pensar; tampoco podía charlar sobre fútbol con sus amiguetes tanto como antes, su mente empezó a razonar de manera que sintió rechazo y volvió al punto inicial y se dijo el francés no es para mi y Paris es solo un sueño para mi.

QUE HABIA PASADO

En todo reto, sueño sea personal o profesional, hay un camino que realizar, hay unas etapas, y debemos ser conscientes que debemos pasar por todas ellas, podremos ir más lentos o más rápidos aunque lo que es seguro es que para llegar deberemos recorrer un camino; la estrategia podremos marcarla de una manera u otra y varias pueden ser válidas para llegar.

Lo que es seguro es que debe existir una estrategia, un objetivo claro y unas etapas definidas para llegar; sin ello es casi seguro que no llegaremos al objetivo.

La dificultad esta en que incluso habiendo hecho este buen trabajo, sino hemos valorado, interiorizado y creído plenamente el objetivo, cuando comencemos el camino habrá un momento cercano al inicio que la resistencia hacia el avance se nos presentará, esto es así y debemos tenerlo en cuenta y prepáranos para esforzarnos y dar el salto al vacío hacia delante; solamente si esto se ha trabajado de forma adecuada emocionalmente, tendremos la energía para ello; en caso contrario nos rendiremos y nuestra mente tendrá mil excusas validas para justificar este abandono aunque la realidad será que el sentimiento real será de frustración y fracaso y eso sin tener en cuenta el perder el disfrute y los beneficios del objetivo.

Nuestra mente no juega aquí a nuestro favor pues nos va a llenar de miedos y excusas para no saltar y además serán excusas sofisticadas y con aparente base sólida y razonable, es por ello que la mayoría de las veces y de las personas no dan el salto necesario para ir adelante, es por ello que el grupo de los que no se rinden es menor al grupo de los que vuelven a la casilla de la salida, incluso sintiéndose mal e incomodos en ella.

Otro momento real de necesidad de energía emocional y fuerza interior es casi al final del camino, cuando ya hemos hecho todo lo necesario y estamos preparados y cerca del objetivo, llega otro momento en que la mente nos desanima y nos llena de miedos, esto de nuevo es así, y de nuevo la interiorización del objetivo, de sus beneficios, serán la gasolina y el impulso para acometer el salto final y llegar a meta.

Aquí además habremos realizado una inversión en tiempo y dinero que al no saltar será totalmente inútil e improductiva y que tendrá un impacto negativo en nuestra persona y en los resultados de la empresa.

QUE DEBEMOS HACER

Llegar a meta no significa siempre tener éxito u obtener los objetivos prefijados, muchas veces si, algunas no, lo que esta claro es que solo si llegamos sabremos lo que hay allí.

Independientemente del resultado lo que es seguro que estaremos satisfechos de haber hecho el camino y por otro lado, el desarrollo y experiencia obtenidos en las etapas serán de vital importancia y beneficiosos para realizar más caminos; y sobre todo, para estar seguros de que en los dos momentos que deberemos saltar con impulso (etapa cercana al inicio y etapa cercana al final del flujo marcado) podemos y debemos hacerlo.

Cuantos más retos y caminos recorramos mejor interiorizaremos los beneficios de los objetivos, de realizar el camino, y nos convertiremos en mejores saltadores.

Finalmente y volviendo al titulo del post estar en el grupo de los que no se rinden es una cuestión de actitud y en lo que me gustaría enfatizar y reforzar con el post es que la actitud se trabaja y aprende igual que la aptitud y la parte técnica.

La actitud no es algo que unos tienen y otros no, depende de cada uno el trabajarla, adquirirla o potenciarla, la manera es aplicando herramientas concretas, realizando esfuerzos focalizados en momentos como el del salto, siendo consciente y tangibilizando los miedos, poniéndoles nombres y apellidos y definiendo acciones concretas para neutralizarlos.

Este tipo de aprendizaje y desarrollo es de mayor importancia que el técnico para no rendirse, pues incluso teniendo todas las aptitudes y conocimientos técnicos sino tenemos la actitud y fuerza interior para dar los dos saltos que inexorablemente aparecen en los procesos, nuestros avances y sueños serán solo causa de frustración y malestar, además de las consecuencias económicas para los negocios y empresa.

Trabajemos la actitud y saltaremos una y otra vez!!!!